Hasta hace algunos pocos años atrás, los argentinos estábamos acostumbrados a que una campaña política en orden a una elección, comenzaba, al menos “formalmente”, unos cuatro o cinco meses antes. Hoy, pareciera, eso ha cambiado notablemente. El complejo y preocupante escenario vivido en los últimos comicios de fines de 2007, con su consecuentes resultados electorales provinciales y nacionales, disparó una especie de “aceleramiento” del marketing político en casi todos los partidos.
En efecto, la lógica política parece manejarse en la actualidad con una cierta “ansiedad de expresión”, y encontró en la voluminosa participación mediática (como pocas veces en Argentina) el instrumento propicio para tal fin, a tal punto de que queda la sensación de que la sociedad ya se “acostumbró” al debate político pos eleccionario “diario y continuo” a través de la prensa.
Y aunque desde el gobierno nacional se pretenda controlar los contenidos de prensa....
Y aunque los diversos sectores políticos recurran mediaticamente a la “memoria histórica” sólo para encontrar “elementos de críticas” hacia el adversario, disimulando muchas veces la gravedad de la crisis institucional, política y social que se vive en estos días, como si “la memoria” sólo sirviera para eso y no también para la autocrítica partidaria o para el aprendizaje...
Y aunque existan medios no del todo claros en cuanto a su línea editorial,....
Y aunque pase todo esto y tal vez mucho más....los “primeros, los principales y los impostergables socios” de nuestra patria, es decir, la sociedad en su conjunto, el pueblo, que es el que emite el voto.... directa o indirectamente se beneficia de esto.
Y si se preguntara ¿Por qué...? la respuesta es sencilla. Porque todos, como pueblo, estamos “viviendo” (y no sólo mirando) una etapa singular en la vida democrática del país; y tenemos “una gran oportunidad” de discernir nuestras ideas a partir de este “debate diario y continuo” que se da en el ámbito de la prensa (tal vez “a pesar de sus protagonistas”), que nos ayudan a contrastar mejor y con más calma y sensatez, la “distancia” que existe entre lo que “se promete” en una campaña formal y lo que de hecho “se hace” luego. Y esto, como es obvio, nos aporta mayores elementos a la hora de “elegir” a quienes queremos que nos gobiernen. En lo inmediato, por ejemplo, nos enfrentamos a las elecciones del 2009 donde, en términos generales, se renovará la mitad de los legisladores en el ámbito nacional y en el de las provincias.
En este contexto, los medios de comunicación, hoy por hoy y más allá de las salvedades hechas más arriba, permiten que los famosos “debates públicos de los candidatos”, requeridos siempre “sin éxito” por la sociedad en las campañas “formales”, sean compensados por este “debate diario y continuo” al cual todos accedemos.
Y esto es muy bueno... a condición de que llegado el momento de emitir nuestro voto, elijamos a quien queremos como legislador no sólo desde el contexto de tal o cual campaña “formal”, que se dará unos meses antes de los comicios del 2009, sino también desde el “buen uso de la memoria” de “éstos” días que estamos y seguiremos viviendo.